Lo emocional se está imponiendo cada vez con mayor fuerza en las diversas ramas que componen el marketing. Desde el diseño de producto, hasta la publicidad, pasando por los contenidos, las acciones, los canales y lo visual, son disciplinas que están teniendo cada vez más en cuenta al público y esto se refleja, inevitablemente, en muchos de los pasos que las marcas están llevando a cabo en sus estrategias comerciales. ¿Qué tiene que ver esto con lo emocional? Si sigues leyendo comprenderás la gran importancia de las emociones en marketing, cómo podemos trabajar con ellas y qué resultados podemos esperar.
El por qué
El marketing es una de las ramas empresariales que más evolución está sufriendo en las últimas décadas debido a la propia transformación de la sociedad, a la globalización y al poder de Internet como red que conecta al instante a usuarios del mundo entero y que almacena millones de datos.
Las personas se han habituado al lenguaje que emplean las empresas a través de sus marcas para tratar de darse a conocer, posicionarse, venderse o dialogar. Este lenguaje solía ser más informativo que comunicativo, unidireccional y centrado en sí mismas.
En la actualidad, los receptores de esta información por parte de las marcas demandan mayor compromiso, interacción e interés: ser sujetos activos en este proceso comunicativo y no solo objetos pasivos.
Esto tiene gran relación con las emociones, ya que, analizando el fenómeno de la bidereccionalidad, observamos que ahora son las propias marcas las que – sobre todo en canales digitales – desean esta respuesta por parte del público a sus contenidos, acciones, productos, servicios o hacia la marca en general.
Aquí es donde entra en juego la importancia de las emociones y, es que, los receptores de estas informaciones necesitan un estímulo lo suficientemente poderoso como para reaccionar ante él y comunicarse con el emisor, sobre todo si no es personal, como ocurre en el caso de las marcas.
Las marcas deben llegar a las personas, emocionarlas, hacerles reír, sorprenderlas, hacer que se sientan interesadas e identificadas con los contenidos que se emiten. Será entonces cuando, probablemente, se interesen por la marca y sus productos / servicios y cuando hablen de ella.
El qué
Las emociones que mejor funcionan, por razones obvias, en marketing, publicidad y comunicación corporativa son aquellas relacionadas con lo bueno y lo agradable: felicidad, risa, sorpresa (positiva). También, aquellas relacionadas con la emoción pura, aquellas que nos conmueven y casi hacen que broten las lágrimas.
¿Qué contenidos conmueven o alegran a las personas? Cada uno de nosotros somos un mundo, pero, en general, nos suele impactar mucho más todo aquello que más tiene que ver con nosotros, aquello que sentimos más cerca. Por tanto, aquellos contenidos que traten de la vida de las personas, de la familia y de experiencias personales serán aquellos con los que más identificados nos sentimos. Historias en las que intervengan sentimientos como el amor, la amistad, la familiaridad, experiencias en las que se narre el nacimiento o desarrollo de personas o seres vivos suelen ser claves. También, los contenidos sobre el medio ambiente, los animales y los objetos con valor sentimental suelen cumplir este cometido.
De todas maneras, estos temas quizá son más habituales y hay que tener en cuenta que, en ocasiones, historias con los temas más dispares, bien contadas, pueden tener bastante poder emocional.
El cómo
Tratar con las emociones en marketing tiene como primer paso tener empatía por las personas, conocerse a uno mismo y conocer a las personas. También en reflexionar y analizar los detalles de la marca en cuestión, qué informaciones genera, qué conviene comunicar, qué se desea transmitir.
Algunas estrategias que tienen en cuenta las emociones del público son las siguientes:
- Relatar historias en las que el público pueda verse reflejado.
- Hablar sobre el equipo humano detrás de la marca.
- Participar en proyectos de responsabilidad social corporativa.
- Comunicar contenidos honestos, humanos y emocionales.
- Abrirse al público confesando la trayectoria y las metas de la marca.
- Preguntar e interesarse por la opinión y experiencia del público.
- Agradecer.
Es importante no abusar de estas estrategias, así como emplearlas siempre de forma adecuada y coherente, teniendo en cuenta al público objetivo y al carácter de la marca.
El dónde
Las emociones se puede incluir en prácticamente todos los contenidos elaborados por las marcas, además de a través de aquellos canales mediante los que se difundan. Texto, foto audio o vídeo; televisión, redes sociales, webs, blogs, prensa… Lo más importante es cuidar al máximo lo que se transmite y cómo para que la estrategia cumpla su cometido.
El para qué
Como ya se ha comentado, introducir la emoción en nuestros contenidos estrecha la relación con el púbico, que puede convertirse en potencial cliente. Además, ofrece una visión de la marca más completa, interesante y honesta, posicionándola. Se obtiene la reacción del público, por lo que la popularidad de la marca crece. Y, por supuesto, la imagen que se proyecta es novedosa, transparente y positiva.
¿Qué te parece esta reflexión sobre la importancia de las emociones en marketing? ¿Alguna vez te habías planteado trabajar con ellas? ¿Lo hacemos juntos?